martes, 22 de mayo de 2012

A PERRO FLACO...


Hombre, no sé si el título es el más apropiado dado el tipito que actualmente luzco, pero he tirado de refranero para expresar mis sensaciones tras la carrera del sábado en Berrocal.



Lo cierto es que no me gusta buscar excusas cuando una prueba no me sale como me hubiese gustado y por eso quiero dejar claro que mi lamentable rendimiento en la maratón BTT de Berrocal fue debido, simplemente, a que no anduve un carajo. Soy consciente de que no estoy en mi mejor momento de forma pero, sinceramente, no esperaba hacerlo tan mal como lo hice. Si a eso le añadimos las pulgas en forma de averías tenemos, más o menos, un dibujo de mi paso por tierras berrocaleñas.

En lo lúdico-festivo, buen fin de semana, pernoctando la noche del viernes en Berrocal con un grupo de amiguetes alimañas y asimilados por gentileza de Pepe Contreras. Impagable el ratito de la cena con El Bocina contando sus anécdotas dentales: lágrimas de risa.

La mañana nos recibe con un fuerte chaparrón pero, afortunadamente, el tiempo respetó la prueba, sin frío, calor ni lluvia. Desayuno y para la salida, encontrándome con la sorpresa de estar incluido en el cajón, lo que me permite un tramo neutralizado la mar de tranquilo, pegado al coche que abre carrera.

Nada más darse la salida real empiezo a notar que las patas no van, en la pequeña subida por carretera. Ya en la Cuesta del Carril me pasa hasta “er Tato”. Como dice el amiguete Quique, iba acelerando para atrás. Pienso muy seriamente en que puedo llegar a situarme a cola de carrera. En la bajada del primer “raspaero” intento mantenerme el mayor tiempo posible sobre la bici pero llega un momento en que es imposible, todo el mundo va a patas. Pues nada, a patas, pero tratando de adelantar posiciones a base de salirme de la trazada más trillada.

Primera subida larga y el motor igual, sin arrancar. Totalmente hundido, voy sopesando si es mejor opción buscar el camino más corto para darme la vuelta o atreverme con lo que en ese momento se me antojaba toda una proeza: afrontar la ruta corta (nunca hasta ahora he abandonado una prueba ni he tirado para una ruta corta). En el tramo que lleva hacia la zona de Las Gargantas voy rodando con Alfonso Duque, Ceferino, Cruz Sandalio… Cualquiera de ellos me deja en evidencia en cuanto la cosa se pone cuesta arriba. Además empiezan mis primeros problemas mecánicos, teniendo que parar dos veces para sacar la cadena de entre rueda y piñones, una de ellas quitando la rueda.

Bajada de la “V” montado, esquivando a gente que pateaba, hasta llegar a lo peor, donde me tiro de la bici para seguir a pie. La subida la hago un pelín mejor, a rueda de Mayte. Al llegar a la pista, aún picando hacia arriba, parece que el cuerpo va entrando en caja y puedo apretar algo. Empiezo a dejar gente por detrás y a pillar a alguno que otro. Mejor aún cuando el terreno se vuelve algo más favorable. Voy recortando distancias y alcanzando a ciclistas. En las curvas de bajada al Hornueco me marco un interior a lo Marc Márquez para pasar a Antonio Almirón.

Subida de Los Llanillos con Juan “Militar”, que se sorprendió de verme por allí. “No hay para más”, le dije, y aguanté como pude su ritmo. Antes de afrontar la bajada de Conejeros, paso por delante de él: prefiero llevar campo libre por delante y ver los obstáculos. Allí me llevé la única satisfacción del día: consigo bajar montado casi hasta la rivera. Solo pateé los últimos 10-15 m que estaban demasiado rotos. Nunca había conseguido bajar tanto por allí.

En la subida fuerte tras cruzar la carretera del Madroño no voy mal pero se reproducen los problemas con la cadena: dos veces pie a tierra, la segunda de ellas teniendo que desmontar de nuevo la rueda para sacar la cadena, lo que me llevó un buen rato. Por allí me vuelven a rebasar muchos de los que había alcanzado antes.

De nuevo desanimado, con las patas de madera, afronto con más pena que gloria la zona en subida por la pista, por donde me alcanza mi amiguete Javi, de Los Guzmanes. Voy tratando de seguir su ritmo, lo que se me hace difícil en las subidas, aunque recupero en las bajadas (¡manda huevos!, lo que hay que oír). Subidón del Frejo de aquella manera, empujando la bici y, al llegar al control, ya que había que parar, decido llenar el bote que llevaba vacío. Arranco y cuando me doy cuenta, no llevo el bote. No sé si lo metí mal o, sencillamente, me lo dejé en el avituallamiento con la caraja.

Por la pista que lleva al Cigarrillo sigo tras la estela de Javi, alcanzando a alguno que otro (Americano…) y al llegar al tramo de pista que se repetía veo que llevo algo de piernas, por lo que me pongo a tirar fuerte, ante la sorpresa de mi amiguete. Por allí alcanzamos a bastante gente (Juan “de Ono”, “Militar”, “Beatinhos”…) y me lancé a buen ritmo por la bajada de La Cumbrecilla, seguido por Javi.

En la zona de rivera, Óscar (gracias a ti y a Charo por las fotos) me dice que Quique ha pasado a unos 20 m. Aprieto para pillarle con un doble objetivo: darle un susto al ver un maillot naranja y advertirle de la proximidad por detrás de un rival de su categoría. Llego al último avituallamiento a unos metros de él y del Pirri pero me doy cuenta de que llevo le rueda trasera vacía. Paro para inflar y cuando voy a apretar la válvula la rosca no va. Decido arrancar así pero tras el primer repechón a patas compruebo que la rueda sigue perdiendo.

¡Ea! Pues a meter cámara a 3 km de meta. Con las ganas que tenía ya de llegar y acabar con la mierda de carrera que estaba haciendo. Entre que me lo tomé con calma y que me costó horrores meter la cubierta perdí allí una eternidad.

Cuando acabo de reparar veo que llega Mayte, peleando por la segunda plaza, y que otra fémina le iba pisando los talones. Decido subir al ritmo de Mayte e irle avisando de la distancia con su perseguidora. Hizo la subida a muy buen ritmo, distanciando a su rival cada vez más, lo que me sirvió a mí de aliciente para no dormirme, entrando tras ella en meta.

En fin, día para olvidar. Me quedo con la satisfacción de ver al compañero Quique en el pódium (bueno, al lado del pódium) y de la buena carrera que hizo Domingo.


P.D.: espero que en Santa Ana se acabe mi mal fario este año en el Provincial. Bollullos y Almonte perdido por los caminos y Berrocal con problemas mecánicos. Lo dicho, a perro gordo… 



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